Nuestro paisano, el científico y excelente divulgador Jorge Laborda (aconsejo encarecidamente a los amantes de la ciencia darse una vuelta por su blog y leer sus artículos) escribió éste en 2005, pero como resulta ahora de extraordinaria actualidad y es además ameno y riguroso, me ha parecido oportuno rescatarlo de su libro "Las mil y una bases del ADN y otras historias científicas" (Ed. Hélice, 2006) y exponerlo en este blog. Que lo disfrutéis.
RESURRECCIÓN Y MUERTE DEL VIRUS DE LA GRIPE
La temporada de la gripe está en su apogeo. Sólo la semana pasada se triplicó el número de casos en España. Como todos sabemos, la gripe está causada por un virus. Menos sabido es que ese virus, como el del SIDA, contiene ARN en su genoma, en lugar de ADN. Esta particularidad lo convierte en un virus que muta con, mayor facilidad y puede así cambiar y convertirse en un virus mortal. ¿Debemos preocuparnos por la aparición de una nueva cepa de virus de la gripe tan mortal o más que la llamada gripe española de 1918?
La respuesta a esta pregunta está, quizá, en conocer lo que yo llamo "espacio virus", en este caso, "espacio virus de la gripe" ¿Qué es eso? Vamos a ver. Supongamos que tenemos una foto digital de Fulano. Con medios informáticos, esta foto puede "mutarse", modificarse poco a poco. Podemos, por ejemplo, en el ordenador cambiarle el color de los ojos, o aumentarle ligeramente las orejas a Fulano. O podemos borrarle la nariz, ponerle o quitarle arrugas, redondear o alargar su rostro. Algunos de esos cambios no impedirán que sigamos reconociendo a esa foto como perteneciente a Fulano. Estos cambios se encuentran, pues, dentro del "espacio Fulano" es decir, son cambios que el rostro de Fulano puede admitir y seguir siendo reconocido como Fulano. Otros cambios, sin embargo, convertirán al rostro de Fulano en irreconocible. Son cambios que sacan a la foto fuera del "espacio Fulano".
Es evidente que algunos cambios mejorarán a Fulano, quizás lo conviertan casi en un modelo de pasarela. Otros cambios, por el contrario, podrán convertirlo en un monstruo. Lo mismo sucede con el virus de la gripe. Este virus cambia, y estos cambios, si suceden dentro del espacio "virus de la gripe", pueden convertirlo en un virus benigno o un virus muy virulento, pero si lo expulsan del espacio "virus de la gripe", lo convierten en un virus inoperante, del que no hay que preocuparse. En otras palabras: el virus puede cambiar, pero dentro de unos límites.
Los cambios que experimenta el virus de la gripe se producen por dos mecanismos diferentes. El primero sucede siempre, cuando el virus de la gripe se reproduce tras invadir a una célula de nuestro epitelio pul manar. Para reproducirse, su genoma de ARN debe también copiarse. En el proceso de copia, se pueden producir errores que generan a virus "hijos" ligeramente diferentes de los "padres". Estos virus hijos pueden quizá reproducirse mejor, o invadir con más eficacia las células epiteliales del pulmón, pero, en general, no lo hacen de una manera significativamente diferente.
Por otra parte, estos cambios no impiden que nuestro sistema inmune -que se ha puesto en marcha desde el primer contacto con el virus para reconocerlo y neutralizarlo- reconozca a los virus hijos y los neutralice igualmente.
Tras recuperarnos de una gripe, quedamos inmunizados contra un "subespacio de virus de la gripe" al que el virus que nos ha infectado pertenece, subespacio al que pertenecen igualmente la inmensa mayoría de virus hijos derivados del padre, que nuestro sistema inmune podrá reconocer
neutralizar, al menos, parcialmente.
Por supuesto, estos virus hijos tendrán a su vez nietos, biznietos, etc., que serán progresivamente más diferentes del padre original; algunos se situarán incluso fuera del subespacio vírico que nuestro sistema inmune reconoce. En ese caso, no estaremos protegidos contra ellos, y si el virus es muy virulento, podremos sufrir una seria enfermedad, que podría ser la última.
Esto puede suceder si transcurren muchos años entre el primer contacto Con un virus de la gripe y un encuentro subsiguiente. En esos años, el virus habrá podido variar tanto que nuestro sistema inmune no lo reconocerá, igual que nosotros seguramente no reconoceremos tampoco a nuestro compañero de colegio al que no vemos desde hace mucho tiempo. Pero esto sucederá sólo a unos pocos individuos ,y en absoluto será causa de epidemia.
Sin embargo, existe otro mecanismo por el que pueden producirse virus de la gripe tremendamente diferentes a los que nuestros sistemas inmunes saben reconocer y neutralizar. Se trata del "mezclado" de dos virus. Esto puede suceder si dos virus de la gripe diferentes -incluso de diferentes especies de animales como el pollo y el hombre- infectan a la vez a un sujeto, anima; o humano. En ese caso, puede producirse la combinación de sus moléculas de ARN, y producirse así un virus nuevo dentro del "espacio virus de la gripe" que puede ser muy virulento y, al mismo tiempo, escapar al reconocimiento de los sistemas inmunes de prácticamente la humanidad entera, que no se habrán encontrado nunca con un virus semejante y no estarán en absoluto preparados para luchar contra él. Se producirá entonces la temida epidemia.
Pero no nos asustemos de manera indebida, que para eso ya tenemos a los estadounidenses. Este mecanismo de generación de nuevos virus es, afortunadamente, bastante improbable, y no sabemos cuándo, ni si sucederá en nuestras vidas. Además, contamos hoy con herramientas terapéuticas bastante sofisticadas, con las que no se contaba en 19 18, que podrán ayudar a evitar la epidemia, caso de producirse ese nuevo virus.
Por otra parte, para estar más seguros, siguen las investigaciones, algunas de ellas con el objetivo de estudiar virus de la gripe situados en un subespacio particularmente virulento, como el virus de la gripe de 1918. No hace mucho, un equipo de investigadores logró "resucitar" parte de ese virus, recuperando parte de su genoma de víctimas de esa enfermedad, cuyos cadáveres el ejército americano aún mantenía conservados tras la autopsia. No se ha conseguido el virus completo todavía, pero las investigaciones realizadas hasta la fecha indican que ese virus pudo crearse por la combinación de un virus de la gripe del pollo con otro virus de otra especie animal hoy aún no identificado.
Genes del virus de 19 18, introducidos en virus de nuestros días, los convierten en mortales para ratones de laboratorio. Sin embargo, el tratamiento de esos animales con los fármacos antivíricos de los que disponemos hoy, mata al virus y les protege de la enfermedad. Estos datos indican que, incluso si se produjera un nuevo virus tan mortal como el de 1918, o éste resucitara, hoy no lo tendría tan fácil y posiblemente podríamos controlar o, al menos, limitar seriamente la epidemia.
Como siempre, la investigación sigue mejorando nuestras vidas, y alargándolas. Investigación nueva, vida nueva. Pero no olvide por ello cuidarse mucho y, sobre todo, lavarse bien las manos antes de comer, que es lo que más protege del contagio de la gripe y del catarro, según indican también algunas investigaciones.