02 mayo 2007

CORDONES UMBILICALES

Antonio Segovia

A
yer, Día del Trabajo (y, curiosamente, fiesta nacional) me llegó un correo electrónico de un alumno de 3º de ESO. El chico, en vez de estar pegando patadas a un balón o haciendo las cosas que suelen hacer los chavales de su edad en un día festivo, estaba leyendo algo sobre las células-madre. En su correo me dice "Ayer oí decir al Príncipe que iba a guardar las células del cordón umbilical de su hija en dos bancos de células madre, uno público y otro privado y me he acordado de usted, que es el profesor de Ciencias. ¿Cómo son esas células y por qué hay que guardarlas?". Me he alegrado muchísimo de que un alumno se acuerde de mi en un rato de ocio, de que se interese por la ciencia, de que sienta curiosidad por conocer el mundo.
Las células madre suponen una esperanza de solución a muchas enfermedades que, hoy por hoy, son incurables. Hay muchas barreras éticas que deben ser salvadas, quizás hay que hacer una revisión profunda y sincera de lo que es y lo que no es ético en lo que a terapia génica se refiere...
Las familias reales han practicado la endogamia durante muchas generaciones y por tanto la posibilidad de que se presenten determinadas taras o enfermedades genéticas es grande. No sé si habrá pesado esta reflexión o no en la decisión de los príncipes de guardar células madre en un banco... Por mi parte, si yo volviese a tener un hijo, sí que lo haría.
Para explicar a mi alumno el asunto, he encontrado este vídeo, muy ilustrativo, en "youtube": se trata de un corto documental publicitario de un banco de células chileno.



Está muy bien, ¿verdad? Aquí hay otro, más cortito, de un banco mejicano.



Y, pera terminar, una curiosidad. Echen un vistazo primero a estas fotografías. Todas están en www.flickr.com (el rótulo de cada una hace referencia al título y al autor de cada una).



¿Qué tienen en común todas estas peluquerías de señores? Para responder, hemos de retroceder hasta la Edad Media, época en que se crea el gremio de los barberos-cirujanos (o maestros sangradores). Era competencia de éstos, además de asistir en los partos y acompañar a las parteras por si había problemas hemorrágicos, ligar el cordón umbilical, dar puntos en caso de desgarros, etc. Aquellos barberos que, además de rapar y pelar las barbas de sus vecinos, incluían en el ejercicio de su profesión estas prácticas tocológicas, solían anunciarlo en la puerta de su establecimiento dibujando un cordón umbilical: franjas helicoidales de color azul y rojo (los de las venas y arteria umbilicales que se ven por transparencia) y blancas (el color del cordón propiamente dicho).
Los peluqueros de todo el mundo, aun hoy en día, conservan la costumbre de bordear las puertas de sus comercios con estos colores o colocar un rollo giratorio sobre ellas, representación del cordón...

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