10 mayo 2007

300

JOSÉ JUAN LÓPEZ CABEZUELO





Hace unos días terminé de trabajar con mis alumnos de 1º de ESO el tema de Grecia. Un tiempo de la historia del que “saben” algunas cosas (los conocimientos previos, que decimos los pedagogos), más de las que se creen. Les “suena” lo de las olimpíadas, la mitología, los dioses, algunos héroes, lo de Troya (sobre todo por alguna serie de dibujos animados o por películas), el teorema de Pitágoras... los más “enterados” citan la filosofía (Platón y esos); los que han iniciado ya la “revolución hormonal” preguntan por las costumbres sexuales licenciosas de los griegos, se interesan directamente por la homosexualidad de Alejandro Magno o por qué esculpían esos hermosos cuerpos tan desnudos, que siempre dan para hacer algún chiste verde. Suelo insistirles en que sobre todas esas cosas, que son importantes, está el que nos enseñaran a pensar, a razonar, a buscar explicaciones, a la medida del hombre, a todo lo que nos rodea y a nuestra propia existencia. Algunos creo que me entienden.

Este año, el estudio del tema ha coincidido con la exhibición en los cines de la película “300”, que algunos habían visto, lo que ha venido bien para aclarar que las Guerras Médicas no fueron un conflicto hospitalario. En algún momento estuve tentado de utilizar en clase el poema de Cavafis que viene a continuación. Me faltó valentía: el temor a confundir más que aclarar, a irme por “los cerros de Úbeda”, a salirme del programa...Y me arrepiento. Seguro que, más pronto que tarde, habrían entendido el significado último de la gesta de Leónidas, descubierto que antes o después ellos también tendrán sus Termópilas y que será el momento de demostrar que han aprendido a ser hombres y mujeres.

TERMÓPILAS

Honor a quienes en su vida se han marcado

el defender unas Termópilas.

Sin apartarse nunca del deber;

en todas sus acciones justos y equilibrados,

y, sin embargo, con pena, y con entrañas.

Si ricos, generosos; y aun en lo poco

generosos, si pobres; prestos

a socorrer en tanto pueden;

siempre con la verdad a flor de labios,

sin odiar sin embargo a los que mienten.

Y aun mayor honor les es debido

cuando prevén –y muchos lo prevén-

que surgirá por último un Efialtes

y los persas terminarán pasando

C.P. Cavafis

Que os aproveche.

* * *



Nota: abusando del espíritu magisterial, para los que no sepan quien es el tal Efialtes, me permito “pegar” sus datos biográficos copiados de la Wiquipedia:

Efialtes de Tesalia (en griego Εφιάλτης) era el hijo de Euridemo de Malis. Traicionó al rey espartano Leónidas en 480 ad C, ayudando al rey persa Jerjes I a encontrar otra ruta alternativa al paso de Termópilas. Esto permitió a los persas derrotar al pequeño bando de defensores espartanos, del cuál solo sobrevivieron dos. Efialtes esperaba ser recompensado por los persas, pero terminó por no obtener nada cuando éstos fueron derrotados en la Batalla de Salamina. Efialtes huyó entonces a Tesalia, con una recompensa pendiendo sobre su cabeza. Según Herodoto, fue muerto aparentemente por otro motivo por Atenades de Traquia, sobre el 479 adC.


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